SIN LIBERTAD Y JUSTICIA: NO HAY ESTADO, NI DEMOCRACIA


Las generaciones de ciudadanos de una nación, viven realidades diferentes, lo que obliga a que el derecho se entienda con la comprensión de sus vivencias, sin que ello implique abandonar las premisas fundamentales de un estamento jurídico que se ha forjado a través de los años.



jueves, 4 de septiembre de 2014

Donde se encuentra la Sociedad Civil

                         DONDE ESTA LA SOCIEDAD CIVIL
Cuando un país tiene dificultades, es frecuente la movilización de la sociedad civil;  llegando actores políticos a desconocer no solo su existencia, sino la legitimidad de su accionar. Incluso se ha cuestionado la forma natural como se presenta, por ello resulta importante evaluar esta figura, para entender las razones que hacen que ésta surja como un medio donde los ciudadanos se convierten en protagonistas y en un verdadero control de las actividades de los poderes que conforman el Estado.
Para comprender el sitial de la figura de la sociedad civil, debemos partir de la concepción de Estado, como una forma de organización de un sistema político que rige los destinos de una nación, y en este sentido el jurista, filósofo y politólogo italiano Norberto Bobbio, en su obra “Estado, Gobierno y Sociedad, por una Teoría General de la Política”,  nos enseña que la historia de las instituciones que conforman un Estado, se desarrolla a la luz de la doctrina de grandes pensadores, quienes construyen la noción de Estado, sustentado en los ordenamientos que frecuentemente se presentan en un sistema político determinado. Idealizando los pensadores, modelos de Estado de la siguiente manera: Hobbes con el Estado absoluto, Locke con la monarquía parlamentaria, Montesquieu con el Estado limitado, Rousseau con la democracia, Hegel con la monarquía constitucional, entre otros.
Un Estado abarca diferentes concepciones, como por ejemplo el de ser centralista, federalista o autónomo. El modelo de Venezuela previsto en la Preámbulo de la Constitución Nacional es el de un Estado de justicia, federal y descentralizado, es decir, que nuestro país es un Estado Federal y descentralizado que tiene como base esencial la justicia, noción que se ratifica en el artículo 4 de la Constitución, por lo tanto, cualquier actuación de los poderes públicos debe estar ajustada a estas nociones, la cual está consustanciada con la configuración de Venezuela como un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia (art. 2°),  denominación que sigue la tradición del constitucionalismo contemporáneo, por ejemplo: la Constitución española (art. 1º), la Constitución de Colombia (art. 1º) y la Constitución de  la República Federal de Alemania (art. 20.1).
Cuando separamos las nociones que integran al  Estado venezolano, identificamos:
PRIMERO: La idea de un Estado Social, es la de un Estado con obligaciones sociales, de procura de la justicia social, lo que lo lleva a intervenir en la actividad económica y social, como Estado prestacional. Tal carácter social surge principalmente del valor fundamental de la igualdad y no discriminación, que deriva del Preámbulo y del artículo de la Constitución, que además de ser un derecho fundamental (art. 21) es el pilar de actuación del Estado (art. 2); y de la declaración del principio de la justicia social como base del sistema económico (art. 299).
SEGUNDO: El Estado democrático, que fundamenta toda la organización política de la Nación en el principio democrático. Ello deriva también del Preámbulo (sociedad democrática) y de los artículos 2, 3, 5 y 6 de la Constitución. El primer valor, por tanto, del constitucionalismo venezolano es la democracia, quedando plasmado el Estado democrático en los principios fundamentales del texto constitucional, comenzando por la forma de ejercicio de la soberanía mediante mecanismos de democracia directa y de democracia representativa.
TERCERO: El Estado de Derecho,  que viene a ser un Estado sometido al imperio de la Ley, es decir, el Estado sometido a la legalidad. Ello se deriva no sólo del principio de la supremacía constitucional consagrado en el artículo 7 Constitucional, y del sometimiento de los órganos del Poder Público a la Constitución y las leyes (art. 137).
CUARTO: El Estado de Justicia, que implica que el Estado es quien debe garantizar la justicia, estableciendo no sólo el valor justicia en el Preámbulo y en el artículo 2 constitucional, sino regulando expresamente en el derecho de los ciudadanos de acceder a la justicia y a la obtención de una tutela efectiva de los derechos e intereses de las personas. (art. 26).
Ahora, como llegamos a establecer una relación del Estado con la Sociedad, siendo esto un punto neurálgico para verificar si el Estado cumple con sus deberes fundamentales y con base a lo previsto en el ordenamiento legal, circunstancia vital para determinar si un gobierno por medio de los distintos poderes actúa en democracia; lo contrario sería erigirse en gobiernos calificados como autocráticos, por su actuación al margen de la Constitución.
Ahora entramos en un punto donde se pueden llegar a calificar a los gobiernos como regímenes, como por ejemplo: La Autocracia, que lo conforman gobiernos que ejercen una “autoridad arbitraria” y el poder se concentra en un pequeño grupo de personas o en un solo partido político. Por ello, los gobiernos autocráticos pueden convertirse en “Regímenes totalitarios o autoritarios”. Un Régimen totalitario, que concentra el poder absolutamente en el aparato del Estado, permitiendo el control de todas las actividades de la ciudadanía, y que tiene la particularidad de formar un único partido político que no permite se contradigan sus órdenes y, un Régimen autoritario, donde se desarrolla un sistema de gobierno con un pluralismo político limitado, en el cual históricamente no existe un partido político oficial, sino varios partidos políticos que se acercan en sus intenciones o ideología, teniendo la particularidad que existe un jefe o un líder o un grupo de personas que tiene un mayor poder, cuya duración depende generalmente de la vida del jefe, del líder o del grupo de personas que controlan el poder.
Existe un punto de las dificultades de un país donde la sociedad civil se convierte en protagonista, siendo relevante verificar como se logra relacionar el Estado, los poderes y la sociedad, para lo cual es común escuchar en el devenir de la actualidad venezolana, el término de sociedad civil, que muchas veces se menciona como el catalizador de las actividades que ejecutan los poderes que conforman el Estado.
Para Bobbio, la expresión “sociedad civil”, es conocida como un término de la dicotomía entre Sociedad Civil y el Estado; se trata de términos que son opuestos y que se encuentran muy diferenciados entre sí. Incluso, autores calificados en  la materia, encuentran a la sociedad civil como el lugar donde se producen o desarrollan los conflictos económicos, sociales, ideológicos, donde el Estado por medio de los poderes constituidos tienen el deber de resolverlos por la vía de la mediación, prevenirlos, y en casos extremos reprimirlos mesuradamente. 
La Sociedad civil la encontramos en el espacio donde los ciudadanos convergen en sus actividades de vida, ya sea en forma pública o privada; se trata en suma de ciudadanos que se activan y se organizan libremente con una finalidad de promover y defender intereses generales, lo que permite que puedan ejercer una vocería que genera una presión para controlar las actividad de los poderes del Estado e impedir que los poderes abusen de la autoridad que les confiere la ley.
Generalmente la sociedad civil lo conforman personas o grupos iniciadores de redes de acción ciudadana, quienes deben tener como premisa, los valores democráticos,  y que pueden llegar a construir luchas por la defensa de derechos o reivindicaciones propias de la ciudadanía, creando espacios importantes para la concientización de las personas que tiene cargos de poder; siendo variadas las modalidades en que se activan los ciudadanos, incluso se pueden formar grupos organizados para temas de interés nacional, y generar una matriz de opinión o movilizaciones en contra de arbitrariedades y excesos o abusos de poder, ello por supuesto basado en realidades que padecen las personas.
               Cuando los ciudadanos se organizan para demandar correcciones, se pueden presentar en variadas formas: 1) Se convierten por ejemplo en defensores de la ley, creando organizaciones no gubernamentales, lo que comúnmente se llama ONG; 2) Se organizan las familiares de las víctimas de alguna situación que los afecta y que los vinculan entre sí; 3) Se forman organizaciones de protección de los derechos humanos; 4) Se crea una red de ciudadanos, por medio de expresiones que son innatas y que a su vez, poco a poco se organizan por la vía de la comunicación; 5) Se movilizan por medio de sindicatos de trabajadores, movimientos de gremios profesionales y en movimientos de carácter social. Es ahí donde encontramos una “Sociedad Civil”, que se enfrenta al aparato del Estado para controlar, contrarrestar, defender e impedir los abusos o excesos de poder.
               Ahora bien, cuando estos grupos de personas se activan como miembros de la sociedad civil y formulan demandas sinceras y realísticas a los padecimiento de los ciudadanos, y tienen en frente a un Estado basado en poderes públicos que se ejercen en democracia, las personas que se encuentran al frente de los poderes tienen el deber de escuchar sus demandas y reclamos y ponderar las soluciones posibles, y lograr el entendimiento; pero cuando se está en  frente de regímenes autoritarios, donde la disidencia es entendida como una afrenta, se desconoce esa vocería pública de los ciudadanos que se activan en la defensa de derechos e intereses generales, incluso se ha llegado a descalificarlos, oportunidad donde se crea irremediablemente una atmosfera de conflicto que puede llegar a deslegitimar o desconocer a la autoridad, y es en ese preciso momento, donde las instituciones se debilitan y pierden el contacto con la esencia de la justicia social, originando una desconfianza en los ciudadanos que puede conllevar a posiciones extremas para producir que sus reclamos sean atendidos.
Se han visto casos, donde los ciudadanos irrespetados se sumergen en una sumisión y  conformismo, producto muchas veces por el agotamiento que trae las negaciones de los poderes constituidos a los reclamos que formula la ciudadanía, y a partir de ahí la sociedad civil se convierte en el principal actor de un país, y en su justo momento conduce tanto a personeros de la vida pública como privada, y hasta a los organismos internacionales, a exigir los cambios necesarios de un sistema político o de la visión errada de los destinos de la Nación.
La historia del acontecer mundial demuestra que estos cambios a veces difíciles, por negaciones repetidas por parte de los poderes constituidos a los problemas que se le plantean, transforman la vocería de los ciudadanos que se inició con molestias, reclamos y demandas ante los poderes públicos, en acciones que pueden resultar fuera del tono que debe imponerse en sociedades regidas por una democracia, claro, esto producto del despertar de un pueblo, a tal punto que se llega a un momento da ebullición que puede producir los cambios que los ciudadanos reclaman para que la sociedad consolide una verdadera democracia; lo contrario, es decir, el silencio, el conformismo y la aceptación, producto del miedo a represalias o sanciones, puede llegar a generar una sociedad civil que igual que el Estado se convierte en anárquica, incluso más que el Estado, situación que se sale de control, toda vez que los poderes del Estado, devienen en una ilegitimidad, y por lo tanto las personas que gobiernan los poderes no son aceptadas, ni respetadas, lo cual con el tiempo trae un descontento generalizado en la población. Estimados lectores aquí llegamos a la anarquía de la Sociedad originada por un Estado sordo.
Esta situación inaceptable en sociedades modernas es originada generalmente por la falta de la separación de poderes, en virtud de que han cedido sus autonomías y han perdido el contacto con la realidad de lo que el pueblo aspira; lo cual afecta no solo el aspecto social de las comunidades que integran los ciudadanos, sino que también abrazan una desconfianza en generar productividad económica, necesaria para la nación ante la inseguridad e inestabilidad de un país y que nos obliga como país a proceder con humildad, tanto a los actores cuya vocería activan a la sociedad civil, como a las personas que detentan altos cargos de los destinos del país, por cuanto sería una cuestión de tiempo, para que los conflictos existentes en la sociedad y los padecimientos de los ciudadanos, conduzca a resultados gravosos para toda la nación.
Amables lectores, la sociedad civil organizada y con peticiones sinceras, surge a partir de los conflictos que atraviesa la sociedad, y negar su existencia y su importancia es un grave error, que conlleva a la intranquilidad e infelicidad de los ciudadanos que integran la comunidad, incluso de las generaciones futuras. 
La ironía es que los ciudadanos que activan la sociedad civil en sus formas, ya explicadas, como las familias de las personas afectas al poder constituido sufren los mismos padecimientos, por ello la sociedad civil nos pertenece a todos y debe ser reconocida, para comenzar a convertirnos en una gran nación, no por el poderío económico o militar, sino por el poder de la civilidad, de la hermandad, de una verdadera venezolanidad, Por ello podemos precisar que la Sociedad Civil en Venezuela es una realidad que no puede ser desconocida.

Miguel Angel Martin Tortabu
@miguelmartint

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