SIN LIBERTAD Y JUSTICIA: NO HAY ESTADO, NI DEMOCRACIA


Las generaciones de ciudadanos de una nación, viven realidades diferentes, lo que obliga a que el derecho se entienda con la comprensión de sus vivencias, sin que ello implique abandonar las premisas fundamentales de un estamento jurídico que se ha forjado a través de los años.



miércoles, 5 de marzo de 2014

Carta abierta a los Venezolanos


Esta es una carta contentiva de ideas que me permito presentar con humildad para contribuir en la apertura de una solución del conflicto que vive nuestro país, y el móvil de esta iniciativa es la de brindar una oportunidad de dialogo para evitar que se destruya nuestra nacionalidad y forjar el futuro de nuestros hijos en un país de bienestar.

I) LA SITUACION QUE VIVE VENEZUELA PUEDE SER SUPERADA.

El país vive un conflicto que tiene a los ciudadanos en una situación de alerta, circunstancia que nos obliga a todos los venezolanos a explorar las vías necesarias para alcanzar la tranquilidad.

En primer lugar, debemos estar consciente de los hechos que vivimos y enfrentar nuestra realidad, no se trata de resaltar los aspectos negativos de la vida de los venezolanos, ni de ser fatalistas, sino más bien procurar un encuentro entre las virtudes de los venezolanos y aflorarlos, en suma es colocarnos cara a cara con los diferentes problemas que nos aquejan.

Cuando los ciudadanos aceptan que estamos ante problemas serios en temas de calidad de vida, como la seguridad personal, la confianza en las instituciones, la estabilidad en todos sus ámbitos (personal, familiar y laboral), la economía de la familia y, la confrontación verbal y física entre los ciudadanos; todos estos temas abren las puertas del entendimiento y la construcción de los caminos para allanar y resolver los problemas existentes.

Lo que quiero visualizar es nuestra verdad, nuestra realidad, para elaborar un planteamiento que sirva de resolución a los problemas de los venezolanos y las demás personas que hacen vida en nuestra tierra. Esto sería un comienzo que abordado seriamente puede superar la situación que atraviesa Venezuela.

II) ACTORES QUE SE INVOLUCRAN EN EL CONFLICTO DEL PAIS.

Todos los ciudadanos que integran la comunidad, comenzando por las Instituciones del Estado y las personas que hacen vida en ellas, están sumidas en un conflicto.

Es vital que entiendan que en el caso del Estado, éste siempre se mantiene, continúa, y su evolución debe ser positiva y activa, por lo tanto tenemos que entender que debemos separar el Estado, del gobierno y las instituciones.

Los gobiernos nacionales, estatales y municipales están dirigidos por personas que son servidores públicos y se deben a los ciudadanos, precisamente para cumplir los fines del Estado.

Por su parte, la sociedad organizada, generada por entes morales que tienen un deber con la sociedad, entre las cuales se encuentran las Universidades y demás entes educativos, los colegios profesionales, las comunidades o individuos organizados, en fin es un problema de todas las personas que viven en la sociedad.

Nadie se escapa del conflicto, porque de alguna manera esto les afecta en su esfera personal como miembros integrante de la sociedad.

Lo que se refleja actualmente en nuestro país, ha surgido con las expresiones de buena voluntad de los jóvenes estudiantes, que en algunas situaciones son reflejadas en forma dura, pero aun así no dejan de tener parte de verdad; sus reclamos deben ser atendidos con honestidad.

No podemos olvidar que se trata de nuestros hijos, del futuro del país.

III) HAY UNA TENDENCIA DE RESPONSABILIZAR DEL CONFLICTO A LOS FUNCIONARIOS DEL ESTADO Y A LOS DEMÁS ACTORES POLÍTICOS.

Las personas que hacen vida en la política tienen que actuar con la conciencia de que sus acciones generan consecuencias, e igualmente que las omisiones o incumplimientos de sus deberes conllevan un efecto negativo que agudiza los problemas.

Si todos somos parte de una sociedad es imperativo que se asuman los deberes que impone la ley. Un país que pretenda salir de su crisis, tiene que comenzar a identificar con humildad que hay un trabajo importante que abordar.

No es justo responsabilizar solo al gobierno, sus instituciones y las personas que lo integran, aunque es cierto que el papel de la solución de los problemas, parte de un discurso realístico, donde los gobiernos y quienes lo integran, tienen que ser un ejemplo para todas las personas y éstas a su vez entiendan, que tienen, además de los derechos que están previstos en la ley, también tienen deberes que la misma ley los obliga a cumplir.

La tendencia de la sociedad venezolana al resaltar que somos un Estado de Derecho, a la luz de la Constitución, no puede obviar que también los deberes son de imprescindible cumplimiento, por ello la crisis o conflictos de nuestro país debemos asumirlo como una realidad de que todos de alguna manera estamos inmerso en ellas y por lo tanto no luce justo establecer responsabilidades para una parte, repito, en mi parecer la responsabilidad de los que ocurre en nuestra querida Venezuela es un asunto de todos los que hacemos vida en el país.

IV) LA IMPORTANCIA DE LOS PODERES PÚBLICOS PARA RESOLVER LOS PROBLEMAS DE VENEZUELA.

Es importante rescatar la institucionalidad en el país, que implica que aunque los gobiernos cambien, ya sea el gobierno nacional, regional o municipal, el Estado se mantiene, es decir cambian los gobiernos, pero el Estado sigue.

Igual ocurre con los poderes públicos nacionales; es así como el poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Ciudadano y Electoral, en el ejercicio de sus actividades tienen que cumplir con los fines esenciales del Estado que están descritos en la Constitución, la ley principal que rige el destino del país.

Somos un país que solo puede superar sus inconvenientes con trabajo, cambiando nuestra actitud fatalista y visionar el futuro mejorando el presente.

Los órganos del Estado deben tener un sentido de institucionalidad, que se traduce que aunque cambien las personas que lo dirigen éstas deben mantenerse inalterables en su esencia, aunque los nuevos integrantes le impriman sus propias ideas o políticas.

En suma, se trata de lograr despolitizar las instituciones y darle la prestancia que estas deben tener, eso es un comienzo para producir la institucionalidad y el compromiso de los ciudadanos para que funcionen en beneficio de la colectividad.

Tenemos que creer en Venezuela, que podemos ser mejores, eso en el fondo son los venezolanos, personas llenas de esperanza de que el cambio sea hacia el futuro, construyendo las bases de un presente sólido.

V) COMO PODEMOS SALIR DE LOS PROBLEMAS DEL PAÍS, SIN QUE TRATEMOS LAS SOLUCIONES COMO UNA UTOPÍA.

Muchas sociedades ha vivido conflictos y calamidades, que después de abordados hacen que salgan fortalecidos y con el tiempo comienzan  a resolverse los problemas.

En las teorías que analizan el conflicto, hay posiciones que dejan entrever que a veces los conflictos son necesarios para que exista el progreso.

Los problemas unen a las personas, unen a las familias y si son canalizadas con honestidad hacen que comiencen a convivir con armonía.

No es correcto señalar que estamos bien, que estamos avanzando, que estamos progresando, si en el fondo no aceptamos que tenemos problemas que resolver, al final esta posición agrava los problemas, porque en definitiva no se están solucionando. 

Precisamente los miembros de la comunidad, las instituciones del estado, los partidos políticos, los individuos, deben tener la humildad de reconocer que estamos sumidos en una crisis que puede afectar irreversiblemente al país y lo más grave es que estamos colocando en riesgo las generaciones futuras.

La humildad que refiero es aquella que permite identificar en forma realística los que está sucediendo. Si se insiste en señalar que somos el mejor país, que tenemos la mejor educación, que tenemos una buena economía, que se está avanzando en los problemas de seguridad personal, en fin que somos el país más feliz del mundo, nos estamos engañando, porque la verdad es que eso no es cierto, porque la calidad de vida de los ciudadanos esta desorientada y en el día a día de las personas hay un miedo constante sobre el presente y el futuro.

En definitiva, estamos viviendo una situación que nos obliga asumir una actitud positiva, aceptando en primer término que estamos en problemas, que debemos ser humildes en reconocer este hecho y que estamos jugando con fuego cuando los ciudadanos se engañan a si mismo de que somos una potencia, toda vez, que la realidad es otra.

Igualmente debemos precisar que el tiempo nos obliga a buscar las salidas para construir una sociedad que tenga calidad de vida, que en su fin es lo que más interesa a una nación.

Lo bueno son las experiencias vividas, y que en Venezuela todo está por hacerse, construirse. Si idealizamos la Venezuela que todos queremos sin distingos políticos, podemos construir las bases para un futuro de bienestar común.

Comencemos con dejar a un lado los discursos agresivos y la división de las personas. Los ciudadanos ya están fatigados de los discursos monolíticos presentados a la colectividad como una película de ficción; el discurso basado en agresiones es rechazado por todos los sectores de la población.

Igual debemos dejar de un lado que los problemas que nos aquejan son motivados por injerencias de países extranjeros, ya que la responsabilidad de la crisis actual y las soluciones solo depende de nosotros mismos. Nosotros somos los responsables de lo que está ocurriendo y es imperativo asumir que nosotros debemos activar los mecanismos necesarios para las soluciones.

VI) ASUMIR QUE TENEMOS PROBLEMAS ES UN COMIENZO.

No es suficiente, pero sería el comienzo de la solución de las crisis de una sociedad. Cuando identificamos los problemas, se abren las puertas a las posibilidades de un dialogo donde lo importante es que el dialogo lo canalicen las personas que no integran el conflicto, por cuanto existe la tendencia de que esta se agudice.

Lo correcto es crear una entidad o un grupo de personas de nivel de comprensión que no estén conflictuadas, o por lo menos que no formen parte del conflicto, ya que el conflicto han sido generados por estos y solo están autorizados asumir el papel de mediador aquellos que puedan unir a las partes, en sus posiciones e intereses.

Cada día que pasa, observamos con tristeza como aumentan las agresiones verbales y físicas, y lo grave que los actores políticos no reconocen esas agresiones, sino que buscan culpables en otros. Esto es una muestra de la incapacidad de estos actores políticos de alcanzar una solución por ellos mismos, están contaminados en mantener posiciones que están fuera del contexto de la realidad del país.

El ciudadanos quieren soluciones y en ello las Instituciones públicas y privadas tienen una responsabilidad, porque en muchos casos son las personas que las dirigen los responsables de la crisis de ciudadanía. 

Ya es momento de aceptar que estamos en un nivel peligroso, porque las protestas que vienen recorriendo el país son una manifestación del descontento de la calidad de vida de los ciudadanos, que va en deterioro, y lo peor es que están ocurriendo a diario actos de violencia dentro de las protestas, sin que podamos olvidar la violencia que ha venido viviendo Venezuela por la inseguridad y la inestabilidad económica.

VII) CUAL SERÍA EL MODELO O LA FORMA QUE PODRÍAMOS UTILIZAR EN VENEZUELA PARA LOGRAR UN DIALOGO.

La figura de una mesa de diálogo y de concertación se presenta como una opción válida; esta consiste en procurar la figura de personas imparciales que no formen parte activa del conflicto.

Reitero que existe un desgaste en la ciudadanía, porque ha perdido la fe en los actores del conflicto o sencillamente porque están en un nivel alto de cansancio, ya que el ciudadano tiene que resolver las situaciones propias de la vida.

El ciudadano quiere trabajo, estabilidad, educación, seguridad, formar a sus hijos, en fin se quiere tranquilidad para vivir el presente y planificar su futuro.

VIII) EL DIALOGO DEL GOBIERNO CON LA OPOSICIÓN ES EL COMIENZO A LA SOLUCIÓN DE NUESTROS PROBLEMAS.

El nivel de enfrentamiento de esos actores ha sido desmesurado y ha rebasado la posibilidad de encontrar la paz que se desea, sino se activan los correctivos con urgencia, ya que estamos sumidos en un momento de radicalización en la sociedad.

Aunque no podemos restar importancia el llamado de un dialogo, porque evidencia que las partes conflictuadas están conscientes que tienen diferencias y más importante es que existen problemas graves que deben abordarse.

El dialogo debe ser sincero, honesto y debe llevarse con mucho respeto. No se trata de visualizar el problema y hacer política con los problemas para procurar ventajas en sus intereses de posiciones de mando. Pareciera que están vendiendo más bien posiciones individualistas en detrimento de todos los venezolanos.

Todos hemos sido testigos de los constantes ataques, descalificaciones, abusos y discursos agresivos que han mantenido un clima negativo en el país. Es el momento de una tregua de los actores políticos y abordar cada problema con los mejores ciudadanos, los más preparados en cada tema.

Ya es el momento de asumir una actitud diferente, comenzando con bajar la guardia, el tono agresivo y las pasiones desenfrenadas que mantienen en vilo la tranquilidad de los ciudadanos.

Insisto que una mesa de diálogo y concertaciones llevada por personas imparciales, un grupo de individuos que se identifiquen con el país, que tengan una verdadera identidad de ser venezolanos, que conozcan sus padecimientos y sus carencias, y más importante que conozcan los sueños de un país donde se viva en paz y armonía.

Los venezolanos tenemos muchas virtudes y existen personas que tienen la idoneidad y capacidad de servir a la patria despojándose de individualidades; solo tenemos que identificarlos y darle la oportunidad de que se entable una negociación mediante una agenda de prioridades que permita establecer los intereses al margen de las posiciones.

Nosotros no estamos en guerra, ni vivimos una posguerra; nuestros problemas radican en pretender separar unos ciudadanos de otros y eso es imposible en Venezuela, porque todos padecemos de los mismos problemas, sin distinción alguna. Ya que la educación, el trabajo, la estabilidad, la inseguridad, la economía son precisamente los temas que unen a los venezolanos.

Nuestra idiosincrasia y costumbres de vida son elementos que no mantienen unidos y la solidaridad que existe entre los venezolanos de bien, que son la gran mayoría del país nos mantienen conectados, estas son  circunstancias que pueden ser aprovechadas en un dialogo de concertación.  

IX) LA FIGURA QUE PODEMOS UTILIZAR PARA LOGRAR SOLUCIONES ES UNA COMISION DE VENEZOLANOS HONORABLES.

Esta figura ha sido usada en otros países y en Venezuela también, ello ha sido un ejemplo valido para seguir atendiendo la problemática de sus momentos, incluso personas como Mandela utilizaron mensajes pacificadores que tuvieron éxitos en Sudáfrica cuando fueron acompañadas por acciones de políticas pacificadoras.

Mandela, por ejemplo tenía en frente a un país dividido por la distinción de raza, entre otros problemas,  y hoy en día es un país con un crecimiento en su calidad de vida que es reconocida en todo el mundo.

Claro estamos haciendo referencia a un hombre que marcó un hito en la lucha por la división de un país y cuyo mensaje traspaso las fronteras de su país. Un hombre que abandono las armas e hizo de sus palabras e ideas el portaviones de la unión de una nación.

Nosotros no tenemos ese problema. Nuestro país no está dividido por razones de raza o credo; yo creo que nuestro país esta fracturado por falta de inteligencia emocional para procurar estadios de poder, carecemos de humildad para aceptar que nuestros problemas han sido creados por nosotros mismos y que solo nosotros podemos solucionarlos.

Hay que reforzar una verdadera identidad del venezolano sin intromisión de otros países u otras ideologías, por esto me atrevo a señalar que la fractura de los venezolanos está debilitando los cimentos de nuestra nacionalidad.

Los venezolanos tenemos nuestra propia identidad, tenemos nuestras propias fortalezas y ello es lo que debemos resaltar y darle la importancia debida. Los venezolanos estamos preparados y formados para hacer crecer nuestro país. Podemos mejorar nuestra sociedad y la forma de convivencia.

Yo no creo que la figura sea la de “los notables”, sino crear una figura rescatando lo que en esencia es la nobleza: personas generosas, ilustres, racionales, honradas y que además tengan identidad con el país, que lo quieran, que lo estimen. Esta idea de utilizar la génesis de lo que implica ser una persona bondadosa incluso sirve para deslastrar aquella figura que en otros tiempos sirvió para crear diferentes ciudadanos.

Me atrevo a señalar que se procure una figura de gente de buena voluntad para con el país, podríamos llamarlo “comisión de nobleza” o “comisión de buena voluntad” o “comisión de bienestar común”.

Propongo la construcción de una Venezuela unida para el progreso de todos sus integrantes y para el bien de las generaciones futuras y, si las personas que dirigen el país entienden esta situación, así como los actores políticos de la oposición y los estudiantes, podrían abrirse los caminos para lograr crear esta idea de comisión de nobleza y preparar una agenda de trabajo que permita generar una receta de solución a los problemas que nos aquejan a todos.

X) LA NECESIDAD DE UN AVAL DE UN ORGANISMO INTERNACIONAL.

El gobierno asomó la posibilidad de solicitar la intermediación de UNASUR y esto ha sido rechazado por actores políticos de la oposición, y estos a su vez han señalado que la intermediación debe hacerse con la Iglesia Católica por medio de la Santa Sede del Vaticano y por la ONU, también considerado innecesario por el gobierno.

Creo que más que una intermediación, los actores en conflicto piden un aval de un organismo de los acuerdos que se alcancen, siendo positivo que ambas partes hayan abierto la posibilidad de una actuación de algún organismo internacional, por supuesto para que ello sea viable ambas partes deben estar de acuerdo en el organismo que sirva de intermediación.

El dialogo debe construirse con la agenda de los temas que se presenten en la mesa, por lo tanto, las partes deben hacer un listado de peticiones y la comisión que propongo de personas de buena voluntad integrada por venezolanos dignos e imparciales son los llamados a dirigir las negociaciones que surjan del dialogo, resultando interesante que se invite a los organismos internacionales para que sirvan de aval de los acuerdos y sus cumplimientos.

Es evidente que el conflicto se está agudizando y cada día que pasa las partes en conflicto están radicalizando sus posiciones, trayendo como consecuencia una inestabilidad en la nación con consecuencias nefastas al país, por ello es inmediato que se asuma una posición de altura donde los actores designen personas que sirvan de portavoces de sus peticiones, es decir el gobierno, la oposición y los estudiantes, deben colocar los nombres de personas que no estén contaminadas con el conflicto; me refiero a que cada una de las partes deben presentar nombres de personas que puedan sentarse a conversar los temas de la agenda de peticiones, por medio de una palabra sencilla, clara y sin agresiones, partiendo del respeto mutuo.

Podríamos ensayar la posibilidad que los mediadores del conflicto o las personas que yo he denominado venezolanos de buena voluntad surja de las mismas partes; nombre de venezolanos que sean aceptados por ambas partes y así éstas puedan comenzar a dirigir una mediación o negociación del conflicto, sin que ello impida la colaboración de algún o algunos organismos internacionales que sirvan de aval de los acuerdos y el seguimiento de cumplimiento de los acuerdos hasta su materialización.

XI) VENEZUELA ESTÁ DIVIDIDA POR LOS PROBLEMAS POLÍTICOS Y SOCIALES QUE HACEN NECESARIO BUSCAR SOLUCIONES URGENTES. PODEMOS LOGRARLO.

Definitivamente sí vamos a salir de esta situación negativa, porque el venezolano no quiere vivir en conflicto. No le gusta el conflicto.

Precisamente esa es una de nuestras virtudes y es que somos solidarios por naturaleza y la alegría es un comportamiento que nos distingue, incluso ante las dificultades.

Insisto en que tenemos que reencontrar la humildad como país, entender que los problemas son de todos y que no hay una división, sino una fractura de la sociedad que nos obliga hacer actos de constricción, y la unión de los venezolanos es para rescatar nuestra ciudadanía, nuestra identidad y permitir que la gente de buena voluntad esté al frente de los altos cargos que decidan los destinos del país.

Mi sueño como venezolano, como estoy seguro es de muchos, es que un gobierno y sus ciudadanos entiendan que las acciones y las obras son para todos los ciudadanos, para las futuras generaciones, apartando individualidades.
Debemos despertar y buscar los caminos que logren la integridad y unión de los venezolanos, sin importar sus posiciones políticas, ni ideologías.

Las instituciones tienen el deber de buscar y colocar a las personas idóneas para dirigirlas, es el momento que llamemos a los ciudadanos de bien y de mérito profesional para que ostenten los cargos que rigen los destinos del país y nos representen con la altura y responsabilidad para permitir que el país avance a consolidarse como un país de bienestar, donde podamos convivir todos en igualdad de condiciones.

Venezolanos que entiendan nuestra realidad y se sirva de los mejores para la solución de todos los problemas que nos aquejan.  Esto se ha convertido en una necesidad de país.

No podemos desmayar en este ideal. Algún día tendremos el país que merecen nuestros hijos y por ello llamo a la reflexión de toda la sociedad venezolana. Es un sueño que vamos a lograr si nos conectamos con la verdad de nuestras necesidades.

Se está agotando la paciencia y los niveles de tolerancia de los ciudadanos. Cada día se están desgastando los ciudadanos y ahogándose con los problemas de vida, por ello es urgente que los actores políticos (Gobierno y Oposición) comiencen a levantar puentes de entendimiento y dejar las represalias por quienes piensan diferentes, más bien debemos aprovechar los distintos pensamientos para buscar las soluciones, espacio donde deben tener cabida los estudiantes.

Las noticias que vemos diariamente evidencia un país que esta polarizado, y aunque traten de esconder las realidades, todos somos del conocimiento de los hechos que están ocurriendo en las calles y en los corazones de los venezolanos.

Debemos sentir pena con la comunidad internacional que ahora están viendo lo negativo de nosotros y, rescatar la identidad del venezolano, como personas de bien y paz.

Esa es nuestra querencia, la que nos dejó como mensaje un ilustre venezolano, Simón Díaz, quien representa lo bueno de nosotros. Todos los venezolanos tenemos algo de este ilustre personaje y como una paradoja, nuestra querencia es la tranquilidad y la convivencia en armonía. 

Tengamos fe en dios que lograremos la tranquilidad de un país donde todos podamos convivir y construir el futuro de nuestros hijos. No más muertes, no más heridos, no más daño emocional para nuestros hijos.

Ellos merecen que le entreguemos un país de bienestar, seguridad y justicia.

Propongo un acuerdo nacional de paz, bajo la intermediación de ilustres ciudadanos que puedan construir ese puente o conducto que los actores políticos no han logrado.

Miguel Angel Martin Tortabú 
Profesor Universitario UCV-UCAB-UC.







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