DONDE ESTA LA SOCIEDAD CIVIL
Cuando
un país tiene dificultades, es frecuente la movilización de la sociedad civil; llegando actores políticos a desconocer no
solo su existencia, sino la legitimidad de su accionar. Incluso se ha
cuestionado la forma natural como se presenta, por ello resulta importante
evaluar esta figura, para entender las razones que hacen que ésta surja como un
medio donde los ciudadanos se convierten en protagonistas y en un verdadero control
de las actividades de los poderes que conforman el Estado.
Para
comprender el sitial de la figura de la sociedad civil, debemos partir de la
concepción de Estado, como una forma de organización de un sistema político que
rige los destinos de una nación, y en este sentido el jurista, filósofo y
politólogo italiano Norberto Bobbio,
en su obra “Estado, Gobierno y Sociedad, por una Teoría General de la Política”,
nos enseña que la historia de las instituciones que conforman un Estado,
se desarrolla a la luz de la doctrina de grandes pensadores, quienes construyen
la noción de Estado, sustentado en los ordenamientos que frecuentemente se
presentan en un sistema político determinado. Idealizando los pensadores,
modelos de Estado de la siguiente manera: Hobbes con el Estado absoluto, Locke
con la monarquía parlamentaria, Montesquieu con el Estado
limitado, Rousseau con la democracia, Hegel con la monarquía
constitucional, entre otros.
Un
Estado abarca diferentes concepciones, como por ejemplo el de ser centralista,
federalista o autónomo. El modelo de Venezuela previsto en la Preámbulo de la Constitución
Nacional es el de un Estado de justicia,
federal y descentralizado, es
decir, que nuestro país es un Estado Federal y descentralizado que tiene como
base esencial la justicia, noción que
se ratifica en el artículo 4 de la Constitución, por lo
tanto, cualquier
actuación de los poderes públicos debe estar ajustada a estas nociones, la cual
está consustanciada con la configuración de
Venezuela como un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia (art. 2°), denominación que sigue la tradición del
constitucionalismo contemporáneo, por ejemplo: la Constitución española (art.
1º), la Constitución de Colombia (art. 1º) y la Constitución de la República Federal de Alemania (art. 20.1).
Cuando
separamos las nociones que integran al
Estado venezolano, identificamos:
PRIMERO: La idea de
un Estado
Social, es la de un Estado con obligaciones sociales, de procura de la
justicia social, lo que lo lleva a intervenir en la actividad económica y
social, como Estado prestacional. Tal carácter social surge principalmente del
valor fundamental de la igualdad y no discriminación, que deriva del Preámbulo
y del artículo de la Constitución, que además de ser un derecho fundamental
(art. 21) es el pilar de actuación del Estado (art. 2); y de la declaración del
principio de la justicia social como base del sistema económico (art. 299).
SEGUNDO:
El Estado democrático, que fundamenta
toda la organización política de la Nación en el principio democrático. Ello
deriva también del Preámbulo (sociedad democrática) y de los artículos 2, 3, 5
y 6 de la Constitución. El primer valor, por tanto, del constitucionalismo
venezolano es la democracia, quedando plasmado el Estado democrático en los
principios fundamentales del texto constitucional, comenzando por la forma de
ejercicio de la soberanía mediante mecanismos de democracia directa y de
democracia representativa.
TERCERO: El Estado
de Derecho, que viene a ser un
Estado sometido al imperio de la Ley, es decir, el Estado sometido a la
legalidad. Ello se deriva no sólo del principio de la supremacía constitucional
consagrado en el artículo 7 Constitucional, y del sometimiento de los órganos
del Poder Público a la Constitución y las leyes (art. 137).
CUARTO: El Estado
de Justicia, que implica que el Estado es quien debe garantizar la
justicia, estableciendo no sólo el valor justicia en el Preámbulo y en el
artículo 2 constitucional, sino regulando expresamente en el derecho de los
ciudadanos de acceder a la justicia y a la obtención de una tutela efectiva de
los derechos e intereses de las personas. (art. 26).
Ahora,
como llegamos a establecer una relación del Estado con la Sociedad, siendo esto un punto neurálgico para
verificar si el Estado cumple con sus deberes fundamentales y con base a lo
previsto en el ordenamiento legal, circunstancia vital para determinar si un
gobierno por medio de los distintos poderes actúa en democracia; lo contrario sería erigirse en gobiernos calificados como
autocráticos, por su actuación al margen de la Constitución.
Ahora
entramos en un punto donde se pueden llegar a calificar a los gobiernos como
regímenes, como por ejemplo: La Autocracia, que lo conforman
gobiernos que ejercen una “autoridad arbitraria” y el poder se
concentra en un pequeño grupo de personas o en un solo partido político. Por
ello, los gobiernos autocráticos pueden convertirse en “Regímenes totalitarios o
autoritarios”. Un Régimen totalitario, que concentra
el poder absolutamente en el aparato del Estado, permitiendo el control de todas
las actividades de la ciudadanía, y que tiene la particularidad de formar un
único partido político que no permite se contradigan sus órdenes y, un Régimen
autoritario, donde se desarrolla un sistema de gobierno con un
pluralismo político limitado, en el cual históricamente no existe un partido
político oficial, sino varios partidos políticos que se acercan en sus
intenciones o ideología, teniendo la particularidad que existe un jefe o un
líder o un grupo de personas que tiene un mayor poder, cuya duración depende
generalmente de la vida del jefe, del líder o del grupo de personas que
controlan el poder.
Existe un
punto de las dificultades de un país donde la sociedad civil se convierte en
protagonista, siendo relevante verificar como se logra relacionar el Estado,
los poderes y la sociedad, para lo cual es común escuchar en el devenir de la
actualidad venezolana, el término de sociedad civil, que muchas veces se
menciona como el catalizador de las actividades que ejecutan los poderes que
conforman el Estado.
Para
Bobbio, la expresión “sociedad civil”, es conocida como un término de la dicotomía entre Sociedad Civil
y el Estado; se trata de términos que son opuestos y que se encuentran muy
diferenciados entre sí. Incluso, autores calificados en la materia, encuentran a la sociedad civil
como el lugar donde se producen o desarrollan los conflictos económicos,
sociales, ideológicos, donde el Estado por medio de los poderes constituidos
tienen el deber de resolverlos por la vía de la mediación, prevenirlos, y en
casos extremos reprimirlos mesuradamente.
La Sociedad
civil la encontramos en el espacio donde los ciudadanos convergen en sus
actividades de vida, ya sea en forma pública o privada; se trata en suma de
ciudadanos que se activan y se organizan libremente con una finalidad de
promover y defender intereses generales, lo que permite que puedan ejercer una
vocería que genera una presión para controlar las actividad de los poderes del
Estado e impedir que los poderes abusen de la autoridad que les confiere la
ley.
Generalmente
la sociedad civil lo conforman personas o grupos iniciadores de redes de acción
ciudadana, quienes deben tener como premisa, los valores democráticos, y que pueden llegar a construir luchas por la
defensa de derechos o reivindicaciones propias de la ciudadanía, creando
espacios importantes para la concientización de las personas que tiene cargos
de poder; siendo variadas las modalidades en que se activan los ciudadanos,
incluso se pueden formar grupos organizados para temas de interés nacional, y
generar una matriz de opinión o movilizaciones en contra de arbitrariedades y
excesos o abusos de poder, ello por supuesto basado en realidades que padecen
las personas.
Cuando los ciudadanos se
organizan para demandar correcciones, se pueden presentar en variadas formas:
1) Se convierten por ejemplo en defensores
de la ley, creando organizaciones no gubernamentales, lo que comúnmente se
llama ONG; 2) Se organizan las familiares
de las víctimas de alguna situación que los afecta y que los vinculan entre
sí; 3) Se forman organizaciones de protección
de los derechos humanos; 4) Se crea una red de ciudadanos, por medio de expresiones que son innatas y que a
su vez, poco a poco se organizan por la vía de la comunicación; 5) Se movilizan
por medio de sindicatos de trabajadores, movimientos de gremios profesionales y
en movimientos de carácter social. Es ahí donde encontramos una “Sociedad
Civil”, que se enfrenta al aparato del Estado para controlar,
contrarrestar, defender e impedir los abusos o excesos de poder.
Ahora bien, cuando estos grupos
de personas se activan como miembros de la sociedad civil y formulan demandas
sinceras y realísticas a los padecimiento de los ciudadanos, y tienen en frente
a un Estado basado en poderes públicos que se ejercen en democracia, las
personas que se encuentran al frente de los poderes tienen el deber de escuchar
sus demandas y reclamos y ponderar las soluciones posibles, y lograr el
entendimiento; pero cuando se está en
frente de regímenes autoritarios, donde la disidencia es entendida como
una afrenta, se desconoce esa vocería pública de los ciudadanos que se activan
en la defensa de derechos e intereses generales, incluso se ha llegado a
descalificarlos, oportunidad donde se crea irremediablemente una atmosfera de
conflicto que puede llegar a deslegitimar o desconocer a la autoridad, y es en
ese preciso momento, donde las instituciones se debilitan y pierden el contacto
con la esencia de la justicia social, originando una desconfianza en los
ciudadanos que puede conllevar a posiciones extremas para producir que sus
reclamos sean atendidos.
Se han
visto casos, donde los ciudadanos irrespetados se sumergen en una sumisión
y conformismo, producto muchas veces por
el agotamiento que trae las negaciones de los poderes constituidos a los
reclamos que formula la ciudadanía, y a partir de ahí la sociedad civil se
convierte en el principal actor de un país, y en su justo momento conduce
tanto a personeros de la vida pública como privada, y hasta a los organismos
internacionales, a exigir los cambios necesarios de un sistema político o de la
visión errada de los destinos de la Nación.
La historia
del acontecer mundial demuestra que estos cambios a veces difíciles, por
negaciones repetidas por parte de los poderes constituidos a los problemas que
se le plantean, transforman la vocería de los ciudadanos que se inició con
molestias, reclamos y demandas ante los poderes públicos, en acciones que
pueden resultar fuera del tono que debe imponerse en sociedades regidas por una
democracia, claro, esto producto del despertar de un pueblo, a tal punto que se
llega a un momento da ebullición que puede producir los cambios que los
ciudadanos reclaman para que la sociedad consolide una verdadera democracia; lo
contrario, es decir, el silencio, el conformismo y la aceptación, producto del
miedo a represalias o sanciones, puede llegar a generar una sociedad civil que
igual que el Estado se convierte en anárquica, incluso más que el Estado,
situación que se sale de control, toda vez que los poderes del Estado, devienen
en una ilegitimidad, y por lo tanto las personas que gobiernan los poderes no
son aceptadas, ni respetadas, lo cual con el tiempo trae un descontento
generalizado en la población. Estimados
lectores aquí llegamos a la anarquía de la Sociedad originada por un Estado
sordo.
Esta
situación inaceptable en sociedades modernas es originada generalmente por la
falta de la separación de poderes, en virtud de que han cedido sus autonomías y
han perdido el contacto con la realidad de lo que el pueblo aspira; lo cual
afecta no solo el aspecto social de las comunidades que integran los
ciudadanos, sino que también abrazan una desconfianza en generar productividad
económica, necesaria para la nación ante la inseguridad e inestabilidad de un
país y que nos obliga como país a proceder con humildad, tanto a los actores
cuya vocería activan a la sociedad civil, como a las personas que detentan
altos cargos de los destinos del país, por cuanto sería una cuestión de tiempo,
para que los conflictos existentes en la sociedad y los padecimientos de los
ciudadanos, conduzca a resultados gravosos para toda la nación.
Amables
lectores, la sociedad civil organizada y con peticiones sinceras, surge a
partir de los conflictos que atraviesa la sociedad, y negar su existencia y su
importancia es un grave error, que conlleva a la intranquilidad e infelicidad
de los ciudadanos que integran la comunidad, incluso de las generaciones
futuras.
La ironía
es que los ciudadanos que activan la sociedad civil en sus formas, ya
explicadas, como las familias de las personas afectas al poder constituido
sufren los mismos padecimientos, por ello la
sociedad civil nos pertenece a todos y debe ser reconocida, para comenzar a
convertirnos en una gran nación, no por el poderío económico o militar, sino
por el poder de la civilidad, de la hermandad, de una verdadera venezolanidad, Por ello podemos precisar que la Sociedad Civil en Venezuela es una realidad
que no puede ser desconocida.
Miguel Angel Martin Tortabu
@miguelmartint
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