“Es necesario abordar problemas con los mejores ciudadanos”
Alfredo Fermín / afermin@el-carabobeno.com
“Carecemos de humildad para aceptar que nuestros problemas han sido creados por nosotros mismos y que solo nosotros podemos solucionarlos, por lo cual es urgente un acuerdo nacional de paz, bajo la intermediación de ilustres ciudadanos, que puedan construir el puente o conducto que los actores políticos no han logrado”.
Miguel Ángel Martín, doctor en Derecho, especializado en la solución de conflictos en tiempos de crisis, hace esta proposición considerando que el proceso de negociación que se ha iniciado en Venezuela, necesita explorar otras alternativas para lograr soluciones al conflicto de gobernabilidad. Para ello propone la intermediación de terceros neutrales -no como testigos- sino como directores del debate que se encargarían de las propuestas de las partes, para buscar acuerdos entre ambas.
“Las partes deben cooperar entre sí -sugiere- estableciendo fechas topes para el cumplimiento de los acuerdo sobre los problemas que originan el conflicto”.
- ¿Cuáles serían las características de una mediación o intermediación?
- El proceso, por la vía de la mediación, implica la existencia de un tercero imparcial. El mediador influencia a las partes para que el conflicto se mueva hacia un resultado aceptable y ayuda a superar los obstáculos para un acuerdo.
La mediación es posible cuando las partes se reúnen en un ambiente que conduce a la comunicación constructiva; las partes entienden los intereses y las necesidades del otro. Además, las partes deben evitar problemas de afinidad personal.
- ¿Cómo superar la situación que vive Venezuela?
- Se debe brindar una oportunidad de diálogo para evitar que se destruya nuestra nacionalidad y el derecho a forjar el futuro de nuestros hijos en un país de bienestar.
El llamado a un diálogo evidencia que las partes en conflicto están conscientes de que tienen diferencias y que existen problemas graves que deben ser abordados. El diálogo debe ser sincero, honesto y respetuoso. No se trata de visualizar el problema y hacer política con los problemas, procurando ventajas en sus intereses de posiciones de mando. Pareciera que están vendiendo más bien posiciones individualistas en detrimento de todos los venezolanos.
Estamos ante problemas serios en la calidad de vida, la seguridad personal, la confianza en las instituciones, la estabilidad, la confrontación verbal y física entre los ciudadanos. Lo que quiero visualizar es nuestra realidad para abordar seriamente un planteamiento que sirva de resolución a los problemas de quienes habitamos en este país.
- ¿Cómo lograrlo si todos los ciudadanos y las instituciones se encuentran en conflicto?
- Es vital que se entienda que el Estado debe estar separado del gobierno y de las instituciones. Los gobiernos nacionales, estatales y municipales están dirigidos por personas que son servidores públicos y se deben a los ciudadanos para cumplir los fines del Estado.
Lo que se refleja en nuestro país ha surgido con las expresiones de buena voluntad de los jóvenes estudiantes que, en algunas situaciones, son reflejadas en forma dura pero, aun así, no dejan de tener parte de verdad por lo cual sus reclamos deben ser atendidos con honestidad. No podemos olvidar que se trata de nuestros hijos, del futuro del país.
- ¿Quiénes son responsables del conflicto, los funcionarios del estado o los actores políticos?
- Los que participan en política tienen que reconocer que sus acciones generan consecuencias y que las omisiones o incumplimientos de sus deberes conllevan a efectos negativos que agudizan los problemas. Si todos somos parte de una sociedad es imperativo que se asuman los deberes que impone la ley. Un país que pretenda salir de su crisis, tiene que comenzar a identificar, con humildad, que hay un trabajo importante que abordar.
No es justo responsabilizar solo al gobierno, sus instituciones y a las personas que lo integran. Los ciudadanos deben entender que además de los derechos que están previstos en la ley, también tienen deberes que la misma ley los obliga a cumplir.
La tendencia de la sociedad venezolana a resaltar que somos un Estado de Derecho, a la luz de la Constitución, no puede desconocer que los deberes son de imprescindible cumplimiento. Por ello, la crisis o conflictos de nuestro país, debemos asumirla como una realidad de que todos, de alguna manera, estamos inmerso en ella. No es justo establecer responsabilidades a una parte, cuando lo que ocurre en Venezuela es un asunto de todos los que hacemos vida en el país.
- ¿Cuál es la responsabilidad de los poderes públicos para resolver los problemas de Venezuela?
- Hay que rescatar la institucionalidad en el país, reconociendo que el Estado se mantiene aunque cambien los gobiernos. Los poderes Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Ciudadano y Electoral, en el ejercicio de sus actividades, tienen que cumplir con los fines esenciales del Estado descritos en la Constitución. Los órganos del Estado deben tener un sentido de institucionalidad aunque cambien las personas que lo dirigen. En suma, se trata de lograr despolitizar a las instituciones y darle la prestancia que deben tener.
- ¿Es cierto que las sociedades deben vivir conflictos para conocer el progreso?
- Muchas sociedades han vivido conflictos y calamidades que después de abordadas fueron fortalecidas para resolver sus problemas. En las teorías que analizan el conflicto, hay posiciones que dejan entrever que -a veces- los conflictos son necesarios para que exista el progreso. Los problemas unen a las personas, a las familias y, si son canalizados con honestidad, hacen que comiencen a convivir con armonía.
No es correcto señalar que estamos bien, que estamos avanzando, que estamos progresando si en el fondo no aceptamos que tenemos problemas que resolver.
Lo bueno son las experiencias vividas, y que en Venezuela todo está por hacerse, construirse. Si idealizamos la Venezuela que todos queremos sin distingos políticos, podemos construir las bases para un futuro de bienestar común.
- ¿Cómo lograr esto que usted plantea?
- Comencemos dejando a un lado los discursos agresivos y la división de las personas. Los ciudadanos ya están fatigados de los discursos monolíticos, presentados a la colectividad como una película de ficción. El discurso basado en agresiones es rechazado por todos los sectores de la población.
Igual debemos dejar de lado la creencia de que los problemas que nos aquejan son motivados por injerencias de países extranjeros. La responsabilidad de la crisis actual y sus soluciones solo depende de nosotros mismos. Somos los responsables de lo que está ocurriendo y es imperativo asumir que debemos activar los mecanismos necesarios para las soluciones.
- ¿Cuál sería el modelo a utilizar para lograr un diálogo productivo en Venezuela?
- Reitero que existe un desgaste en la ciudadanía que ha perdido la fe en los actores del conflicto porque están cansados de resolver las situaciones propias de la vida. El ciudadano quiere trabajo, estabilidad, educación, seguridad, tranquilidad para vivir el presente y planificar su futuro.
Se están agotando la paciencia y los niveles de tolerancia de los ciudadanos porque se están desgastando y ahogándose en problemas de vida. Por ello, es urgente que gobierno y oposición comiencen a levantar puentes de entendimiento y a dejar las represalias contra quienes piensan diferente. Hay que aprovechar los distintos pensamientos para buscar las soluciones y espacios en los que deben tener cabida los estudiantes y la sociedad organizada.
El nivel de enfrentamiento ha sido desmesurado y ha rebasado la posibilidad de encontrar la paz que se desea, si no se activan los correctivos con urgencia en una sociedad radicalizada.
Todos hemos sido testigos de los constantes ataques, descalificaciones, abusos y discursos agresivos que han mantenido un clima negativo en el país. Es el momento de una tregua de los actores políticos y abordar cada problema con los mejores ciudadanos, los más preparados en cada tema.
Nosotros no estamos en guerra, ni vivimos una posguerra; nuestros problemas radican en pretender separar a unos ciudadanos de otros. Eso es imposible en Venezuela porque todos padecemos de los mismos problemas en la educación, el trabajo, la estabilidad, la inseguridad, la economía, temas que unen a los venezolanos.
- Explíquenos su iniciativa de conformar una comisión de venezolanos honorables para resolver el conflicto.
- Esta figura ha sido usada en otros países, incluso Mandela utilizó mensajes que tuvieron éxitos en Sudáfrica, cuando fueron acompañadas por acciones de políticas pacificadoras. El líder sudafricano tenía a un país dividido por la distinción de raza.
Nosotros no tenemos ese problema. El país está fracturado por falta de inteligencia emocional para procurar estadios de poder. No propongo una comisión de “los notables” sino la creación de una figura que rescate lo que en esencia es la nobleza de personas generosas, ilustres, racionales, honradas y que, además, tengan identidad con el país, que lo quieran, que lo estimen.
- ¿Es necesario el aval de un organismo internacional?
- El gobierno asomó la posibilidad de solicitar la intermediación de Unasur, rechazada por la oposición, que propuso la intermediación de la Iglesia Católica por medio del Vaticano, también considerado innecesario por el gobierno.
Creo que más que una intermediación los actores en conflicto piden el aval de un organismo de los acuerdos que se alcancen. Para que ello sea viable, ambas partes deben estar de acuerdo en el organismo que sirva de intermediación.
Es evidente que el conflicto se está agudizando y, cada día que pasa, las partes en conflicto están radicalizando sus posiciones produciendo inestabilidad en la nación con consecuencias nefastas.
Por ello, hay que asumir una posición de altura para que, el gobierno, la oposición y los estudiantes coloquen nombres de personas no involucradas en el conflicto que puedan sentarse a conversar los temas de la agenda de peticiones, sin agresiones y con respeto mutuo.
Podríamos ensayar la posibilidad de que los mediadores del conflicto o venezolanos de buena voluntad surjan de las mismas partes para comenzar a dirigir una mediación o negociación del conflicto, sin que ello impida la colaboración de organismos internacionales, que sirvan de aval a los acuerdos para su cumplimiento.
Miguel Angel Martin Tortabú (@miguelmartint) Doctor en Derecho UCV. Experto en Resolución de Gobernment Service Institute, Minnesota,. Especialista en Derecho Procesal y Laboral, profesor de la universidades: UCV, UCAB y UC.
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